Hablemos sobre la rapidez y reflexión de la Luz
¡Hola querida comunidad científica de #Hive! Es un placer para mi estar de nuevo por acá compartiendo con ustedes una nueva publicación. Hace dos presentaciones atrás comencé hablando sobre la luz desde el punto de vista histórico, llegando así a lo que es una definición vaga de lo que es la luz, luego conocimos un poco sobre el espectro electromagnético, el día de hoy hablaremos sobre dos elementos importantes para ir conociendo sobre este fenómeno, se trata sobre la rapidez y la reflexión de la luz.
Imagen realizada con la página web de diseño gráfico y composición de imágenes Canva.
Los antiguos filósofos griegos creían que la luz se propagaba instantáneamente. Descartes, filósofo francés, fue uno de los primeros que asomó la posibilidad de que la luz se propagaba con rapidez finita. La rapidez, c, de la luz en el aire es tan grande (c es aproximadamente igual a 3 x 10 exp 8 m/s) que resultaron infructuosos los primeros intentos para medirla.
Galileo trató de medir la rapidez de la luz, colocando a dos observadores separados una distancia determinada. Dichos observadores, provistos de relojes, deberían encender luces y medir el tiempo transcurrido. Debido a la enorme rapidez de la luz, los resultados fueron negativos, tal como, acertadamente, lo reconoció Galileo.
Entonces posteriores estudios, que implicaron a muchos científicos, dieron como resultado un valor muy cercano a 300.000 Km/s (c ≈ 3 x 10 exp 8 m/s), el cual es hoy aceptado cómo término medio de la rapidez de la luz en el aire o en el vacío. Este valor es tan grande que, en sólo 0,13 segundos, un rayo de luz podría dar una vuelta a la Tierra.
La rapidez de la luz varía según el medio donde se propague. Por ejemplo, la luz se propaga en el agua con una rapidez de 2,25 x 10 exp 8 m/s.
Cuando estudiamos las ondas de sonido, introdujimos la noción de rayo para indicar la dirección de propagación de una onda. Los rayos son líneas rectas perpendiculares al frente de ondas. Esta concepción también es válida en el caso de ondas luminosas. Es decir, un rayo de luz es una recta trazada en la dirección de propagación de la luz; la idea visual de un rayo de luz la captamos cuando en una habitación poco iluminada observamos un haz de luz. En la imagen a continuación se muestra la idea representativa de rayos de luz. Recordemos que los frentes de onda corresponden a superficies sobre la línea de propagación, que representan máximos o mínimos de la amplitud de las ondas. Si los frentes de onda están muy lejanos de la fuente de ondas, éstos aparecen como superficies planas y se habla, entonces, de ondas planas. La luz, como onda, exhibe los mismos fenómenos que el sonido: reflexión, refracción, y difracción. Presenta, además, la característica de dispersión.
Fuente: Figuera (2009)
Cuando un rayo de luz incide sobre una superficie lisa, como la de un espejo, se produce un rayo de luz reflejado.
Cuando la superficie es especular (la de un espejo), los rayos reflejados son paralelos entre si y se dice que la reflexión es especular. En la superficie rugosa los rayos reflejados tienen diferentes direcciones, dependiendo del punto sobre la cual choque el yayo incidente. En este caso, se habla de reflexión difusa.
Es importante mencionar que los objetos que podemos ver pertenecen a dos categorías: aquellos que generan su propia luz, a los cuales se les llama objetos luminosos y los que son capaces de reflejar la luz, los cuales reciben el nombre de objetos iluminados. El Sol y otras estrellas incandescentes son ejemplos de objetos iluminados. En estos últimos, la luz es reflejada, lo que permite que el ojo pueda distinguirlos. La reflexión difusa es la que permite que un objeto sea observado desde varias direcciones diferentes. La Luna, por ejemplo, puede ser vista desde distintos sitios de la tierra, porque la Luz del sol es reflejada en su superficie en muchas direcciones. También es necesario enfatizar que para poder ver un objeto que no sea una fuente de luz, debe haber reflexión. Es la única forma como el ojo puede captar su presencia, la mayoría de los objetos que vemos es a causa de la reflexión difusa.
Cuando un haz de luz se refleja en una superficie especular, los rayos incidente y reflejado forman ángulos i y r, con una receta normal a la superficie en el punto de choque con la misma, así como se puede visualizar en la imagen a continuación.
A los ángulos i y r se les conoce como ángulos de incidencia y de reflexión, respectivamente, y, experimentalmente, se demuestra que el ángulo de reflexión es igual al ángulo de incidencia. Es decir:
Esta relación es la expresión matemática de lo que se conoce como la ley de la reflexión.
Referencias
Figuera, J. (2009). Física, Texto y problemario. Caracas: Ediciones CO-BO.
Hewitt, P. (2007). Física Conceptual. México: Pearson Educación.
Zemansky, S. (2009). Física Universitaria Volumen II. México: Pearson Educación.
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