Insectos biocontroladores del orden Hemiptera y el género Geocoris

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Un gran número de los insectos que actúan como depredadores dentro de los espacios naturales forman parte activa del orden Hemiptera, específicamente del suborden conocido como Heteroptera. Sin embargo, no todos ellos son ampliamente conocidos por dicho rol, sino que por desconocimiento se tiende a pensar que todos los miembros de Hemiptera son artrópodos perjudiciales ya sea para la salud o para los cultivos. En este sentido, el siguiente artículo abordará de manera genérica la importancia poco apreciada de un taxón compuesto por minúsculos chinches que integran a los hemípteros, esto con la finalidad de que puedan ser mejor conocidos y de que su rol ecológico pueda ser aprovechado dentro de los sistemas de producción que maneja nuestra especie.


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La agricultura es una de las actividades productivas de mayor importancia que desempeña el ser humano, ya que de esto depende la obtención de materias primas o alimentos esenciales para nuestra supervivencia; sin embargo, cuando se inician se suelen generar impactos poco positivos para el ecosistema en donde se implementan estas prácticas, por lo que un área natural que por años se mantuvo imperturbable es modificada en su estructura para que facilite cada labor agrícola que se quiera realizar, a partir de este punto pasan a ser llamados agroecosistemas. Esto trae como consecuencia desajustes ecológicos que terminan afectando de diferentes formas a los componentes bióticos que hacen vida en el lugar, de manera que, un determinado grupo de seres vivos se verá obligado a abandonar la zona, mientras que otros pueden adaptarse perfectamente a los cambios, pero estos últimos al perder a sus depredadores naturales terminan teniendo un aumento significativo de sus poblaciones y por ende, pueden llegar a convertirse en plagas que traen otro tipo de consecuencias a corto y largo plazo. En ese sentido, el ser humano ha diseñado estrategias para equilibrar esta balanza a su favor, siendo el uso a productos químicos una de las alternativas más valoradas para el control de plagas; no obstante, esto también trae problemas por lo residuales y contaminantes que llegan a ser muchos de los componentes que se emplean en la elaboración de estas sustancias. A su vez, la utilización de productos agroecológicos ha sido otra de las alternativas, pero no terminan siendo del todo empleadas porque el accionar de estos es mucho más lento y tampoco les conviene mucho a las grandes industrias por la pérdida monetaria que esto implica cuando no se compran sus productos químicos.

Por otro lado, dentro de lo que se conoce como el manejo integrado de plagas se han evaluado otros medios para combatir a las poblaciones de artrópodos perjudiciales, siendo una de las prácticas que toma mayor relevancia el uso de biocontroladores. Esto básicamente consiste en introducir nuevamente al agroecosistema a artrópodos depredadores para que controlen a los que afectan negativamente los cultivos, de esta forma se busca equilibrar o tener un mejor manejo de las fluctuaciones inherentes a las poblaciones de insectos u otro organismo que haya superado el umbral de daño (plaga). De esta manera, son muchos los insectos y otros artrópodos los que han sido estudiados para darles protagonismo en lo referente al control de plagas, por lo que hoy en día son muchos los agroecosistemas en donde se liberan insectos depredadores como Crisopas (neuroptera), coccinellidae (coleoptera), moscas de familias como la Syrphidae o Asilidae, una amplia variedad de himenópteros parasitoides como los de la familia Trichogrammatidae por mencionar algunos ejemplos; sin embargo, también existen otros de gran interés en estos aspectos, los hemípteros depredadores son otra alternativa.


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Curiosamente, el orden Hemiptera se caracteriza por contar con hexápodos que fungen como controladores biológicos y otros son todo lo contrario, ya que los hábitos de estos últimos los inducen a alimentarse exclusivamente de organismos vegetales, siendo estos insectos de amplio impacto negativo para la agricultura. Por este motivo este grupo de la clase Insecta ha adquirido un desprecio total dentro del ámbito agronómico, aún así, es importante acotar que muchas de sus especies son controladores naturales de diversos artrópodos, siendo crucial el saber distinguirlos para que en determinadas ocasiones no sean confundidos con sus homólogos fitófagos o con tendencia a ser plagas en agroecosistemas, aunque en la mayoría de casos continua siendo difícil el poder distinguir a los depredadores del resto si no se cuenta con conocimientos básicos sobre las familias que conforman a los hemípteros. La familia más común con hábitos depredadores es la Reduviidae aquí un ejemplo, este tipo de chinches se caracteriza por poseer patas y un cuerpo alargado, esto junto a un aparato bucal adaptado para perforar el cuerpo de otros artrópodos, además tienden a tener tamaños algo marcados o destacados.

Otras familias de interés en biocontrol son la Pentatomidae (subfamilia Asopinae) y la Geocoridae, pero a diferencia de la ya mencionada Reduviidae, los 2 primeros engloban taxones de hábitos alimenticios mixtos, con esto se hace referencia a que en dichas familias hay especies que se alimentan de plantas y otra minoría son depredadores de otros artrópodos, surgiendo aquí el problema de poder diferenciarlos a simple vista, pues, al ser miembros de una misma familia sus características morfológicas no suelen ser muy distantes y por este motivo se confunden a los fitófagos de los depredadores.


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En Geocoridae una amplia mayoría se alimentan de organismos vegetales, esto tomando en cuenta que dicha familia se compone por más de 300 especies, mientras que otra porción de estos pequeños hemípteros se alimentan de otros insectos, estando todas las especies con este tipo de preferencia anexadas a la subfamilia Geocorinae. Ahora bien, dentro de la ya mencionada subfamilia se encuentra el género más representativo de la familia Geocoridae, este recibe el nombre científico de Geocoris y su renombre va en base a que sus ejemplares son los más númerosos, abarcando más de 100 de las 300 que conforman a la familia taxonómica que las agrupa. Sin embargo, esa buena fama también tiene otro punto de partida que se orienta a que todos los miembros de Geocoris son excelentes agentes biocontroladores, mismos que han llegado a tener su papel protagónico dentro de los agroecosistemas al ser depredadores con mucha actividad de diferentes insectos que son considerados plagas, entre los que se mencionan principalmente a los áfidos como insectos perjudiciales para las plantas y que entran en la dieta común de los hemípteros del género Geocoris.


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Los miembros del género Geocoris son sumamente pequeños con tamaños que los ubican por debajo de los 4 milímetros, motivo por el que en muchas ocasiones pasan completamente desapercibidos ante nuestra vista, incluso llegan a ser fácilmente confundidos con otras especies de hemípteros diminutos como los de la familia Lygaeidae, misma en la que estuvo añadida como subfamilia, pero tras años de estudios fueron separadas de esta y se dió nacimiento a la familia Geocoridae. De igual manera, existen algunos detalles que nos permiten separar a las chinches del género Geocoris de los miembros de la familia Lygaeidae, estos aspectos tienen como origen las características morfológicas, siendo la cabeza uno de los rasgos a tener en cuenta, pero de esto se hablará de una mejor forma en el segmento siguiente a este párrafo. A su vez, estos hemípteros debido a su tamaño optan por alimentarse de presas pequeñas por el hecho de que pueden someterlas, entre su presas más comunes entran áfidos, thrips, larvas o incluso huevos de insectos como lepidópteros y otras chinches, mismos que generalmente son colocados sobre las partes aéreas de las plantas, por lo que pueden ser aprovechados por estas chinches en etapas tempranas o maduras de su desarrollo.


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Anteriormente, se mencionó que este tipo de hemíptero del género Geocoris tiene un detalle morfológico que permite diferenciarlo de otras especies de chinches, este rasgo no es otro que el primer segmento que divide sus cuerpos (cabeza). La forma de la cabeza en estos insectos resulta ser uno de sus principales puntos atractivos, al detallarla podemos ver que tiene una aspecto que difiere del de la mayoría de hemípteros. Esta cabeza adquiere esta forma por la proporción o dimensiones de los ojos, los hemípteros en general no son insectos que destaquen mucho por el tamaño de los ojos compuestos, pues, pese a que son insectos voladores sus ojos no están tan desarrollados como en otros insectos alados tales como lepidópteros, odonatos o dípteros. Aún así, los miembros del género Geocoris son una pequeña muestra de que no siempre se cumplen reglas cuando se habla de seres vivos, por ende, estas pequeñas chinches cuentan con ojos compuestos muy grandes que pueden indicar que su campo de visión es mayor que el de sus homólogos del orden Hemiptera.

Inclusive, a cada lado de estos ojos compuestos se pueden notar 2 pequeños puntos rojos, estos son 2 ojos simples cuya función abarca más que todo lo relacionado con los cambios lumínicos de su entorno, por lo que pueden orientarse perfectamente gracias a estos pequeños ojos. Los insectos por lo general cuentan con 3 de estos ojos, pero en hemípteros esto es muy variable, de manera que, pueden haber ejemplares que tengan los 3, 2 o incluso pueden carecer de ellos. Asimismo, las antenas en estos insectos también son cortas, los movimientos y el tamaño de estas estructuras recuerda en cierta medida a las de algunos dípteros como determinadas especies de moscas.


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Un dato a destacar es que mientras se estudiaba de manera superficial a este pequeño ejemplar del género Geocoris un olor característico comenzó a emanar su cuerpo, este olor era muy similar al que emiten las llamadas "chinches apestosas" de la familia Pentatomidae, este es el mecanismo de defensa del que están provistos varios miembros del suborden Heteroptera y las del género Geocoris no son la excepción. La sustancia que genera dicho olor se produce por medio de unas glándulas que se encuentran en la región torácica, pero en etapas juveniles o como ninfas estas se ubican más próximos al abdomen, dichas sustancias son liberadas por un conjunto de pequeñas aberturas que tienen a cada lado de la parte ventral del tórax (entre su patas), sirviendo esto para repeler a cualquier depredador que intente agredirlas, la eficiencia de este mecanismo no es del todo muy fiable, esto pude apreciarlo en su momento al ver a un ejemplar de la familia Pentatomidae siendo atacado por una mantis, dicho olor hizo retroceder varias veces a la mantis que en más de una ocasión soltó al chinche, pero este al no buscar huir terminó siendo aprovechado por la mantis religiosa como alimento.

En la imagen se muestra una de las aberturas por donde sale el líquido con mal olor en esta chinche del género Geocoris, algunas de estas aberturas estaban rodeadas de pequeñas gotas espumosas, lo que indica que el insecto había puesto en marcha su mecanismo de defensa, a pesar de medir tan solo unos pocos milímetros el olor que emitía era fuerte, lo que me generó mucha sorpresa.


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Como ocurre en el resto de hemípteros, la pieza bucal de estas formas de vida es del tipo picador, incluso en las chinches depredadoras esta suele ser un poco más alargada que las de sus homólogos fitófagos. Dicha aparato recibe el nombre de estilete y gracias a este pueden perforar tejidos para succionar fluidos, este pequeño insecto emplea su alargada trompa para alcanzar las partes más blandas del exoesqueleto de otros insectos, pero por facilidad opta por preferir larvas, ninfas o huevos debido a que en dichas etapas de desarrollo los insectos son de cuerpos blandos y son más susceptibles a caer en las fauces de cualquier depredador por su nula o limitada capacidad de movimiento. Es por este motivo que los áfidos entran en el menú constante de estas chinches, pues, sus exoesqueletos poco los protegen y sus estilos de vida son sedentarios, incluso muchos de ellos no cuentan con alas, es decir, que son insectos ápteros, pero hay otras especies de áfidos que si cuentan con sus alas.

En las fotografías se observa parte del estilete de este pequeño insecto desde diferentes ángulos, esta pieza tiende a ser translúcida, por lo que se puede llegar a ver el paso de fluidos a través de esta estructura.


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El ciclo de desarrollo de estos insectos también transcurre de manera rápida, ya que de huevo a adulto solo tardan aproximadamente un mes; sin embargo, este aspecto depende mucho de las condiciones ambientales, sobre todo lo relacionado con temperatura y humedad, siendo las regiones tropicales los lugares perfectos para la superviviencia de estos hexápodos, por este motivo su predominancia tiende a ser mayor en estas áreas geográficas. A su vez, las coloraciones de sus cuerpos se mantienen entre el marrón y el negro, pero hay especies como la Geocoris borealis o la Geocoris erythrocephalus que llegan a presentar tonos naranjas o amarillentos sobre sus cuerpos o sobre un segmento en específico, como la cabeza. Debido a la similitud de los miembros de este género no pude determinar la especie del hemíptero que he presentado en este post, aunque la especie con la que comparte más similitud externa es la Geocoris megacephalus, no obstante, esta especie mencionada está relacionada a ciertos países del continente europeo, por lo que no hay mucha certeza sobre a qué especie pertenece el ejemplar de las fotos.


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Estos insectos pueden ser agentes controladores durante toda su vida, aunque su eficiencia destaca más en etapas como ninfas debida a que necesitan de una mayor cantidad de alimento para desarrollarse. A su vez, a pesar de que de manera prioritaria son depredadores, en algunos casos pueden alimentarse de fluidos de origen vegetal como el néctar, también se añade que no son venenosos y no suponen un problema alguno para el humano. Por el contrario, las especies de este género pueden considerarse como alternativas para el control de determinadas plagas dentro de los agroecosistemas, teniendo como beneficios su rápido desarrollo y que una vez que eclosionan del huevo serán muy activas alimentándose de otros insectos pequeños.


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Todas las imágenes presentadas en esta publicación pertenecen al autor @abneagro. Las fotos fueron realizadas por medio de un teléfono Redmi 8A y fueron editadas con la aplicación Canva.


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Algunas referencias e información importante:

Nguyen, Ngoc & Chau, Nguyen & Le Thuy To, Nhu. (2021). BIG-EYED BUGS GEOCORIS: DIETS RESEARCH AND POTENTIAL OF USE IN PREVENTION OF A NUMBER OF INSECT PESTS IN VIETNAM.

Orden Hemiptera y género Geocoris

Entomología agrícola, plagas y biocontroladores


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That is a very important one!! people need to hire specialists before getting rid of insects!
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That's right my friend, there are people who annihilate even the pollinators that reach their plants, I have come across this type of cases in some consultations.

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Saludos amigo @abneagro el hecho de que puedan servir para el control de otras especie que atentan contra los cultivos ya le brindan una gran utilidad a la especie, lamentablemente como bien lo expresas en tu escrito, el desconocimiento nos lleva asumir que todos los insectos son malos y por ello decidimos atacarlo.

Excelente material el que nos compartes. Saludos

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Así es amigo @madribg, lamentablemente el orden Hemiptera es uno de los que están más presentes en los agroecosistemas causando daños a los cultivos, esto les ha dado muy mala fama y, por este motivo, las especies benéficas de ese taxón también son tildadas de plagas, más que todo por el desconocimiento. Muchas gracias por pasar por mi blog, saludos.

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