¿Mares más salados? // Impactos sobre los ecosistemas marinos

Entre las alternativas, se encuentra el establecimiento de plantas desalinizadoras, las cuales captan el agua del mar o salobre (con contenido de sales disueltas), la someten a un tratamiento para generar agua (exento de sales) para consumo humano, riego u otro uso.

Desde hace muchos años, se ha producido agua dulce a través de las plantas desalinizadoras de agua de mar pese que el proceso es costoso. Actualmente existe una producción de más de 99 millones de metros cúbicos diarios de agua desalinizada en todo el mundo, lo que supone el abastecimiento de más de 100 millones de personas. El número de plantas desalinizadoras a nivel mundial, es de 16.000, ubicadas en su mayoría en el Oriente Medio y el norte de África.

No obstante, a través de estas plantas se aporta agua dulce, pero también se descarga millones de metros cúbicos diarios de salmuera tóxica (agua con una concentración de sal superior al 5% disuelta) a los mares. Un volumen de difícil absorción ambiental. Pues del proceso de desalinización del agua, ya sea por destilación o por ósmosis inversa, se genera una salmuera de rechazo con mayor contenido de sales que del agua de origen, además, de diferencia de temperatura, ph, así como, sustancias químicas utilizadas durante el proceso del tratamiento del agua, como biocidas, antiespumantes, antiincrustrantes, entre otros. Y son vertidas desde la línea de costa hasta profundidades de unos 30 metros, y generalmente sobre fondos blandos (arenas y fangos).

Esta práctica, ha ocasionado un aumento considerable de la salinidad del agua marina en las zonas de descarga, afectando de manera alarmante los ecosistemas existentes.

Los organismos marinos se encuentran en equilibrio osmótico con el medio que lo rodea, es por ello, que la sensibilidad ante estos incrementos de salinidad varía de unas especies a otras, llegando algunas a aclimatarse con el tiempo a esta alta salinidad, sin embargo otras no. En consecuencia, algunas especies de flora y fauna marina se han visto afectadas. Tal es el caso de la Posidonia oceánica, una de los cinco tipos de especies de angioespermas que se encuentran en las costas mediterráneas, los cuales son sistemas estructurales complejos que juegan un papel importante en la retención de sedimentos, en la protección de la línea de costa, control de los ciclos biogeoquímicos del litoral y hábitats para un gran número de organismos, por lo que son consideradas refugio de biodiversidad. En estas condiciones la Posodia desaparece, de allí que en las últimas décadas se ha observado una notable regresión de éstas. Así mismo, también se han observado reducciones de población de peces, mortalidades de plancton, y corales en el Mar Rojo.

La alta salinidad, así como la temperatura de estas salmueras, también afectan la solubilidad del oxígeno en el agua, lo cual puede tener grandes impactos en los organismos bentónicos, y efectos observables en toda la cadena alimentaria, así como, pérdida de la biodiversidad marina.

Por tanto, es prioritario que se tomen las medidas necesarias para disminuir estos efectos, así como, buscar nuevas tecnologías que nos permitan producir agua dulce con el menor impacto.
Entre las recomendaciones, se propone que los vertidos deben situarse en zonas con hidrodinamismo medio a elevado, que facilite la dispersión de las sales. Así como, en zonas que no tengan vegetación.

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Cuidemos nuestros mares que son de gran importancia para la tierra, así como, nuestras fuentes de agua dulce, recurso vital para el ser humano y sus actividades, aun más, considerando el aumento de su escasez.

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Las fotografías fueron tomadas desde mi equipo móvil Blue Advance A4

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