Interacción entre abejas del género ‘Trigona’ y membrácidos de la tribu Aconophorini.

avatar
Entre los hemípteros, los membrácidos son las especies de la familia Membracidae, esta familia contiene a la subfamilia Membracinae que consta de cinco tribus: Aconophorini, Hoplophorionini, Hypsoprorini, Membracini y Talipedini. La tribu Aconophorini se distingue por presentar un pronoto dirigido anterodorsalmente comprimido. Dentro de esta tribu se reconocen 3 géneros: Aconophora, Guayaquila y Calloconophora; estos 3 géneros se encuentran estrechamente relacionados.

Las especies de los 3 géneros mencionados y otras especies de la familia Membracidae son insectos fitófagos que tienen estiletes perforadores y chupadores los cuales utilizan para alimentarse principalmente del floema de las plantas. Estos insectos en su organismo poseen cámaras filtrantes en el intestino medio que les permiten la extracción de nutrientes de la savia de las plantas y el exceso de líquido que contiene nutrientes lo excretan en forma de melaza, y esto hace que otros insectos himenópteros como las hormigas, avispas, mariposas y abejas sin aguijón, lo aprovechen como alimento.

En las fotografías muestro una interacción entre abejas del género Trigona y membrácidos de la tribu Aconophorini. No logré identificar a cual de los 3 géneros corresponde la especie de membrácido, y en tal sentido comentaré generalidades que aplican a los géneros.

Con relación al género Aconophora, en una ocasión documenté a unas abejas del género Trigona tocando con sus antenas, y también sus patas delanteras, diversas zonas del abdomen de los membrácidos, los cuales elevaban su abdomen para exudar la melaza por su tubo anal, para posteriormente las abejas recoger la gota de exudado con el primer par de patas e introducirla en su probóscide. En esta ocasión, lo que acabo de comentar, es lo mismo que muestro en las fotografías de esta entrada. No obstante, a pesar de la semejanza entre las dos ocasiones y el parecido entre los membrácidos adultos, eran especies diferentes porque las ninfas eran muy distintas morfológicamente. Seguidamente muestro una fotografía de la primera ocasión para que se aprecie la diferencia entre las ninfas que aparecen en algunas fotografías. Dejo al final, como referencia complementaria, lo que documenté en la otra ocasión.

Los membrácidos del género Aconophora son sedentarios ya que acostumbran permanecer en un mismo sitio durante cierto tiempo, y también son gregarios porque viven en comunidad, y por lo general los adultos acompañan a las ninfas.

Las especies chupadoras de savia del género Guayaquila en general son subsociales. En el caso de las hembras, varias pueden depositar sus huevos en una misma hoja, y algunas son solitarias. La conducta general de la hembra es permanecer en los huevos hasta que eclosionan. Pueden poner 60 huevos, los cuales están cubiertos de una secreción cerosa y pegajosa. El pronoto de especies del género Guayaquila tiene pubescencia esparcida y es gruesamente punteado; tiene un cuerno que puede ser corto y curvado, largo y recto o elevado.

En el género Calloconophora, acorde a un catálogo, existe un registro de 17 especies distribuidas desde el sur de México hasta Argentina. Las especies de este género, como indiqué anteriormente para la familia Membracidae, son chupadoras de savia y además productoras de recompensas para hormigas de las especies Camponotus crassus y Camponotus rufipes, las cuales se han asociado con estos membrácidos; también interactúa con diversas abejas y avispas. En general, el pronoto alargado hace que mimetice con una espina, y de esta forma en grupo, crean una apariencia de una planta con espinas. Las especies de este género pasan por 5 estadios ninfales al igual que otros membrácidos y presentan dimorfismo sexual, en donde la hembra presenta un pronoto más grande.

Sobre este último género voy a extenderme comentando sobre la especie Calloconophora pinguis, cuyos individuos pasan gran parte de su vida en grupo. Las hembras de esta especie depositan y custodian una sola puesta de huevos en el tallo de una planta hospedadora, y luego permanecen con las crías en desarrollo. Las ninfas forman un grupo compacto y estacionario durante su desarrollo, que dura aproximadamente un mes, desde la eclosión hasta la adultez. Cuando alcanzan la edad adulta deján de estar agrupados dispersándose.

Por otro lado, cabe destacar que muchos membrácidos machos de algunas especies vibran su abdomen en el plano dorso-ventral para producir señales vibratorias en la rama donde se asienta el insecto, y también producen chasquidos con las patas metatorácicas. La señalización va acompañada de un ligero levantamiento del abdomen y los principales receptores de vibración de los insectos se encuentran en las patas. En este sentido, como comenté en el párrafo anterior, individuos de la especie Calloconophora pinguis al salir del huevo inicialmente permanecen en grupos densos y estacionarios y solo se separan cuando las ninfas se convierten en adultos. Durante este periodo de desarrollo de aproximadamente un mes, los miembros de los grupos se ven obligados a desplazarse una o varias veces, cubriendo distancias de entre 10 a 175 centímetros. Este cambio de lugar es absolutamente necesario cuando las fuentes de alimento de corta duración, situadas en la base de las hojas jóvenes en expansión, amenazan con secarse.

Cuando la cantidad de alimento disminuye, no los adultos, sino una o varias ninfas parten como exploradoras y si descubren un lugar nuevo adecuado para alimentarse informan a las otras. Lo curioso es como informan a las otras.

En varios experimentos se comprobó que una comunicación vibracional facilita la búsqueda cooperativa de alimento en estos insectos. Describo brevemente los ensayos realizados.

En un ensayo, ninfas de la misma familia y en la misma fase de crecimiento se colocaron en dos ramas de una misma planta que se encontraban muy cerca, unas ninfas en ramas con hojas en crecimiento y otras en ramas sin brotes. A continuación, con un sensor de vibración registraron las respuestas de los insectos en los primeros cinco minutos, y fue notado que las ninfas produjeron vibraciones con una frecuencia 14 veces mayor en las ramas con hojas en crecimiento que en ramas sin brotes. Las vibraciones comenzaban cuando las ninfas encontraban las hojas en crecimiento e introducían sus piezas bucales succionadoras.

En otro ensayo, para saber como influían las señales en el comportamiento de sus congéneres, unas ninfas fueron colocadas en una hoja ancha de una planta huésped y las expusieron a vibraciones grabadas de una ninfa y sonidos artificiales con la misma amplitud y duración. El resultado fue que las señales naturales, o vibraciones grabadas de la ninfa, desencadenaron el comportamiento de búsqueda característico de las ninfas (fases cortas de marcha interrumpidas por pausas inmóviles), de forma mucho más eficaz que con los sonidos artificiales.

Destaco que el comportamiento de búsqueda característico de las ninfas de fases cortas de marcha interrumpidas por pausas inmóviles, es debido a una sincronía. Marchan cuando no reciben las señales en las patas y se detienen cuando las reciben, se van aproximando durante los intervalos entre señales. Cuando marchan o caminan reducen el número de patas en contacto con la rama, y además, el movimiento a lo largo de la rama de una planta, especialmente por parte de varios individuos, genera ruido vibratorio que puede interferir en la detección de las señales.

También se hizo un ensayo en el que se colocó una rama en forma de "Y" a la que se le quitaron todas las hojas excepto las de la parte superior, colocaron una ninfa en la base y después probaron cómo reaccionaba a las señales de vibración grabadas de una ninfa durante cinco minutos desde un lado de la "Y" y tras una pausa de 20 minutos desde el otro lado de la "Y". En este ensayo se observó claramente que las ninfas se acercaron a la fuente de las señales. De 26 ninfas probadas, 24 pasaron más tiempo buscando en el lado de la "Y" del que emanaban las vibraciones. Adicionalmente, en aproximadamente el 73 % de los casos, las ninfas tomaron la decisión correcta en la bifurcación del camino, y si tomaban la dirección contraria, a menudo se detenían unos centímetros después de la bifurcación, daban la vuelta y elegían el lado de la rama de la que procedían las señales.

En otro ensayo, se investigó cómo se comportaban las ninfas en una rama con un brote en crecimiento cuando se encontraban allí con una ninfa que estaba enviando señales. Al principio, las ninfas recién llegadas empezaron a avanzar en respuesta a las vibraciones. Cuando por fin llegaron al lugar de alimentación, emitieron señales de forma sincronizada con la primera ninfa.

En general, con relación al desplazamiento de las ninfas de una fuente de alimento a otra, las ninfas exploradoras anuncian su descubrimiento mediante vibraciones que viajan a través de la planta. Los miembros de la familia al ser alertados acuden y se unen al concierto del coro de ninfas ya existente con su propia señal, y esta actuación solo termina cuando todos los miembros del grupo han sido atraídos a la nueva ubicación.

El uso de exhibiciones acústicas sincronizadas para anunciar un recurso alimenticio es una característica sorprendente de la comunicación en Calloconophora pinguis, sin paralelos claros incluso entre los insectos altamente sociales. Dado que el intervalo entre las exhibiciones del grupo es variable, la sincronía debe mantenerse ciclo a ciclo, en lugar de ajustarse a un ritmo común, como ocurre, por ejemplo, en la señalización visual sincrónica de algunas luciérnagas.

La interacción entre las abejas y los membrácidos de las fotografías también se puede ver en video.

Referencias

Referencia complementaria

Imágenes capturadas con cámara digital Panasonic DMC-FH4.



0
0
0.000
0 comments