Envejecimiento cerebral: ¿Es posible retrasarlo? Claves para lograrlo (I parte)

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Por Yrmaleza Alvarado

      Me complace enormemente saludarles, amigos queridos, consecuentes lectores de estos espacios de @stem-social y comunidades afines. Hoy regreso con una temática que se ha vuelto apasionante, por así decirlo en el desarrollo de mi carrera, me refiero al estudio exhaustivo sobre el cerebro humano; ese maravilloso órgano plástico por excelencia, es decir, que es moldeable y que cambia constantemente como resultado de su experimentación ante el entorno.

     Hoy por hoy, diversas comunidades dan por sentado que el envejecimiento, frente a las demás etapas de la vida, es un proceso que, si bien no es una patología en sí, es desencadenante de múltiples enfermedades y que, intrínsecamente, el adulto mayor es un candidato consecuente para «las medicinas». Yo, por mi parte considero que la vejez es un proceso fisiológico que puede transcurrir con salud. Ahora bien, envejecer mentalmente saludables dependerá de las reservas cognitivas que luego se utilizarán para relentizar el declive fisiológico de la actividad mental. Sobre este tópico ahondaremos en esta publicación.


¿Cómo envejece el cerebro?

     El cerebro es el órgano más complicado de nuestro cuerpo. Pesa casi un kilo y medio y contiene más de 100.000 millones de neuronas. Al cerebro le debemos en gran medida lo que somos y hacemos. Consta de un ensamblaje de áreas y circuitos codificados para funciones diversas, de percepción (visión, audición, tacto, etc.), mentales (atención, aprendizaje, memoria, pensamientos, sentimientos) o motoras (las expresiones del rostro, la voz y los sonidos que verbalizamos o el movimiento del cuerpo).

     Es importante hacer notar que el cerebro no envejece en su totalidad al mismo tiempo, sino que lo hace de un modo sectorizado, dependiendo del uso y entrenamiento al que lo exponemos con nuestro estilo de vida. De allí que el cerebro no envejece igual en todos los individuos. El envejecimiento cerebral de quienes se dedican a un trabajo manual o mecánico no va a ser igual que el de aquellos que realizan una labor intelectual. De hecho, en estos últimos la velocidad de envejecimiento de las diferentes áreas cerebrales difiere en un músico, un escultor, un científico, un ingeniero o un empresario.

     En el cerebro, el envejecimiento viene dado por minúsculos cambios morfológicos y funcionales en circuitos nerviosos puntuales y no, como se pensaba antes, a la muerte de neuronas. Los cambios que se afectan con el envejecimiento ocurren sobre la estructura neuronal, se van perdiendo las ramas más finas (dendritas), así como también, las conexiones físicas conocidas como sinapsis; y yendo a un nivel más sutil, el deterioro del tráfico molecular y de información entre receptores y neurotransmisores se agudiza. Eso por mencionar algunos de los elementos que forman parte del envejecimiento.

     Básicamente, se podría predecir que con la edad se genera, lentamente, un deterioro de los circuitos neuronales que codifican para esas funciones perceptivas, mentales (memoria) o motoras que acabamos de mencionar y, con el paso del tiempo, una degeneración y atrofia neuronal.


¿Cuándo inicia el envejecimiento cerebral?

     El cerebro comienza a envejecer, aproximadamente desde los 27 a 30 años de edad. Es decir, arranca con la edad que la naturaleza madura. Hasta este momento el cerebro ha ido creciendo y fortaleciéndose. Es entonces cuando inicia el envejecimiento. A partir de los 30 años, el peso del cerebro deja de aumentar y se mantiene estable durante unos 20 años, es decir, hasta que cumplimos 50 años, que es cuando inicia un ligero descenso.

     El envejecimiento cerebral se manifiesta con cambios importantes a nivel funcional. Por ejemplo, en lo cognitivo, es posible que se nos torne más complejo resolver ciertas operaciones de tipo matemáticas, o quizás, nuestro nivel de concentración podría ir en decrescendo.


Fuente


¿Es posible retrasar el envejecimiento cerebral?

      Desde luego que lo es, para ello hemos tomado este espacio, para discurrir de cómo se puede cultivar excelentes reservas cognitivas para vivir y envejecer bien de manera integral, pero sobre todo a nivel cerebral.

¿Qué es la reserva cognitiva?

     Trata de una hipótesis que sostiene que una buena actividad física y mental llevada en el transcurso de las etapas anteriores a la vejez representa una especie de «almacén» de los cuales se podrá echar mano en las etapas posteriores en las que las demandas cognitivas pueden ser mayores a las capacidades cerebrales que se tienen.

      Las capacidades cerebrales e intelectuales durante el envejecimiento podrían ser preservadas por una unión: primero, de la propia carga genética que viene con cada persona (herencia), segundo, por un alto entrenamiento intelectual y físico durante las etapas de la niñez, juventud y adultez (nivel de educación, formación intelectual adquirida, exigencia intelectual de la profesión, ejercicio físico), tercero, por la vida en sociedad, y los estilos de vida desarrollados a lo largo de la vida y en la vejez misma.

     A nivel clínico, en recientes estudios en seres humanos utilizando técnicas de imagen cerebral se ha señalado que, es posible que ocurra un reforzamiento y número de sinapsis alcanzado en etapas anteriores a la vejez por el uso repetido y eficiente de las mismas, por ejemplo, si luego de los 40 o 50 años un individuo decide aprender un nuevo idioma. Este hecho es interesante en tanto se ha podido establecer que, frente a una tarea intelectual específica, la persona envejecida activa una extensión superior de corteza cerebral que la joven. ¡Esto es fascinante!


Claves para retrasar el envejecimiento cerebral. (I parte)

      En efecto, existe esperanza en pensar que podemos enlentecer el proceso de envejecimiento de nuestro cerebro, a pesar de que hasta hace poco se pensaba que el cerebro envejecido era rígido, hoy sabemos que no es así, que el cerebro envejecido sigue siendo plástico y cambiante. Claro, en menor proporción que durante la infancia y la juventud, pero sigue siendo versátil. Veamos algunas claves en torno al tema en cuestión:

I. Come menos y vive más:


     “Come menos y vive más” o “come casi de todo, pero menos”. Prácticamente, no se trata tanto de cambiar los constituyentes de nuestra dieta, sino el número total de calorías que se consumen, que es la base que da fundamento al deterioro cerebral. Hoy se conoce por estudios experimentales la acción de verdaderos nutrientes (frutas y verduras) sobre determinadas vías de neurotransmisores, liberación sináptica y transmisión de la señal neuronal y mecanismos de traducción molecular.

Alimentos ricos en antioxidantes tales como fresas y las moras son muy recomendados. Así como los flavonoides que se encuentran en las verduras en general, tomate, lechuga, té verde y también el vino. Otros micronutrientes, como la vitamina E, que son aceites vegetales, nueces y vegetales de hoja verde resguardan las membranas de las sinapsis del daño oxidativo. Al igual que la cúrcuma, puede contribuir a la baja incidencia que se tiene de sufrir la enfermedad de Alzheimer.

II. Ejercita tu cuerpo regularmente:


     Existe una razón verdaderamente biológica y social que justifica practicar con regularidad un programa de ejercicio físico, lo cual llega a producir efectos positivos reales para el cerebro que envejece. No es un mito que el declive natural, fisiológico, que ocurre en las células del cerebro (neuronas) con el paso de los años, de forma especial en individuos sedentarios, se atenúa o retrasa si se practica ejercicio físico consecuente.

     Incluso, se puede afirmar que el ejercicio físico actúa realmente como un antioxidante. La razón responde a que el ejercicio físico continuado bloquea la acción de las enzimas que producen la oxidación celular, reduce los niveles de radicales libres en la mitocondria (y con ello su deterioro), lo que lleva a una producción de energía más efectiva y a la capacidad de reparación celular del cerebro. Es más, el ejercicio físico diario facilita un buen sueño nocturno, reparador, lo cual es muy necesario para ese buen envejecer.

Una innumerable lista de beneficios fisiológicos y mentales nos deriva del hacer ejercicio constantemente. Y además de todos ellos diremos que, correr o caminar significa cambiar el marco que nos envuelve, el contexto de lo que vemos. Correr significa, durante un periodo de tiempo, cambiar nuestras percepciones de modo regular y conseguir, durante nuestra carrera o nuestro paseo, paisajes nuevos, personas diferentes, seres vivos diferentes. Esto ayuda la plasticidad cerebral, lo cual supone poner en marcha la maquinaria molecular y celular capaz de sostener las conexiones neuronales en óptimas condiciones de competir y adaptarse al medio ambiente.

III. Ejercita tu mente a diario:


     Esta clave significa en esencia aprender y memorizar algo nuevo (lenguaje musical, cómo tocar un instrumento de música, aprender un idioma desconocido, escribir con la mano izquierda, es el caso de los diestros, manejar bicicleta, entre otros). Una regla de oro, vendría a ser que para mantener el cerebro en forma hay que aprender cosas nuevas a diario en lugar de limitarnos a repetir las ya aprendidas. En efecto, aprender algo nuevo y memorizarlo es cambiar la maquinaria cerebral en su física y en su química, un mensaje que el cerebro concibe como útil para la supervivencia.

     Ahora bien, se sabe que en los últimos años se han diseñado diversos juegos electrónicos especiales para personas mayores. Se ofrece la idea de que el ejercicio mental mejora las condiciones cognitivas de aquellos que lo practican. Entre estos juegos encontramos: puzles, pequeños problemas matemáticos y juegos de asociación de palabras o figuras. Con estos juegos se pretende que la persona mayor, a través de un ejercicio diario, mejore su memoria, ejercite habilidades que ya posee o diseñe estrategias para resolver problemas nuevos. Sin embargo, ninguna estrategia electrónica superará la experiencia de aprender algo verdaderamente práctico y que promueva la socialización real y no en línea.

     Nada es comparable, por ejemplo, con el abuelo que es el único que sabe qué significa esa frase en un idioma diferente en la película familiar, esa emoción de conocer mundos nuevos al aprender a hablar en una lengua que no es la materna (incluso funciona si ya se es bilingüe); o lo hermoso de compartir en una tertulia familiar los avances alcanzados a nivel musical, digamos con una pieza favorita acompañada por el adulto mayor en su guitarra. Eso por mencionar algunas estrategias que son más vívidas que resolver asuntos electrónicos, que tal vez en poco ayudarán a solventar experiencias de la vida diaria.


A modo conclusivo

      Ya advertí en el título de esta publicación que solo hablaría de una parte de las claves sugeridas para enlentecer el envejecimiento cerebral. Ante ello, la literatura científica nos lleva a la idea vigente de que la velocidad en la que sucede el declinar de las funciones mentales durante el envejecimiento cerebral depende sustancialmente, de los estilos de vida que haya desarrollado el individuo que envejece. Para ello he dispuesto este espacio, porque estoy convencida que las claves que he comenzado a proponerles con esta publicación, y continúan en la siguiente, son una herramienta poderosa a la hora de enlentecer ese deterioro mental que produce la vejez y proteger sobre todo ante procesos neurodegenerativos, las demencias en especial.

     Ante la interrogante con la que comencé mi escrito (¿Es posible retrasar el envejecimiento cerebral?), responderé: ¡Sí es posible retrasar el envejecimiento del cerebro!

«La vejez es honorable si no es dependiente de nadie»
Cicerón

¡Hagamos que envejecer valga la pena, que sean honrosos nuestros años de oro!


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Referencias bibliográficas:
  • FERNÁNDEZ-BALLESTEROS, R. (2009): Envejecimiento activo. Ediciones Pirámide, Madrid.

  • MORA, F. (2008): El científico curioso. Temas de Hoy, Madrid.
    – (2008): El sueño de la inmortalidad. Cerebro, dogmas y esperanzas. Alianza Editorial, Madrid.
    – (2008): El reloj de la sabiduría. Alianza Ensayo, Madrid.
    – (2009): El bosque de los pensamientos. Alianza Editorial, Madrid.
    – (2009): Cómo funciona el cerebro. Alianza Ensayo, Madrid.

  • SEGURA, R., WEBB, S., TOVAR, J. L., y GAUSÍ, C. (2000): Los minerales y la salud. Plaza y Janés, Barcelona.



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6 comments
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¡Felicidades! Este post ha sido seleccionado para recibir la valoración de @mayvileros en el transcurso del día.
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De todas las parte del cuerpo humano, la que menos envejece en el cerebro, por su plasticidad!! saludos!

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(Edited)

Es asi, sin embargo, si requiere sus buenos cuidados... Atenderlo a tiempo es nuestra gran responsabilidad, y hay mucho que podemos hacer de modo preventivo. Gracias por comentar @necho41

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