La mamba negra (Dendroaspis polylepis) es una serpiente asociada con muchas mordeduras en África y su característica distintiva es su boca con tinte negro. El color de la serpiente puede variar de color marrón oliva a gris oscuro con vientre blanco característico y puede crecer hasta más de 4 metros de longitud.

La serpiente habita las sabanas, colinas rocosas y bosques abiertos del sur y este de África. Fuera del continente africano, ha habido informes de mordeduras de mamba negra en Suiza, Alemania y la República Checa, sufridas por criadores o manipuladores de serpientes. En Europa y partes de América del Norte, la mamba negra es popular entre los manipuladores de serpientes exóticas.

La mamba negra no es una serpiente agresiva, por lo general es tímida y muy rápida para evitar a las personas. Algo que la caracteriza es que es muy activa y puede moverse tan rápido que hasta un tercio de su cuerpo se eleva del suelo. Si se encuentra acorralada no dudará en atacar repetidamente, es decir, que ataca más de una vez y en rápida sucesión, y a su vez inyectando grandes cantidades de su veneno neurotóxico que es muy potente.

La mamba negra es muy peligrosa por la neurotoxicidad de su veneno, el inicio rápido y gravedad de las manifestaciones clínicas, y su capacidad para atacar rápida y repetidamente. Las mordeduras de la serpiente a menudo resultan en altos niveles de discapacidad o mortalidad y también morbilidad, es decir, personas afectadas en un sitio y tiempo determinado con relación al total de la población.

Se ha informado que las dendrotoxinas, las α-neurotoxinas y otros representantes de la familia de “toxinas de tres dedos” son las fracciones más tóxicas del veneno. Las proteínas tóxicas en el veneno de mamba negra son particularmente neurotóxicas. La caracterización proteómica del veneno ha revelado 41 proteínas diferentes y un nucleósido. De forma más explícita, las principales proteínas informadas incluyen a las mencionadas dendrotoxinas y α-neurotoxinas, y además las toxinas muscarínicas, fasciculinas, calciseptina y mambalginas, entre otras. Las proteínas menores incluyen metaloproteinasas, hialuronidasa, fosfolipasa A₂, 5’-nucleotidasa y fosfodiesterasa, entre otras.

El envenenamiento humano se presenta como parestesia (sensaciones de hormigueo), náuseas, vómitos, dolor abdominal, sudoración, diarrea e hipersalivación. Otros síntomas incluyen ptosis (párpado caído), diplopía (visión doble), disfagia (dificultad para tragar), dificultad para hablar y parálisis respiratoria.

El veneno de mamba negra tiene un inicio de acción rápido y se ha informado que los síntomas ocurren en cualquier lugar entre 10 y 15 minutos después del envenenamiento. La presentación clínica puede variar notablemente debido a la variedad de proteínas tóxicas que forman el veneno. Inicialmente, el envenenamiento puede caracterizarse por poca o ninguna hinchazón o sangrado, náuseas y congestión conjuntival. Unos minutos después, la víctima puede comenzar a sudar profusamente, hipersalivar, vomitar, quejarse de un sabor extraño en la boca y sensaciones de hormigueo en todo el cuerpo que conducen a debilidad. A partir de entonces, la víctima puede comenzar a parecer como si acabara de sumergirse en agua (“piel carne de gallina”) y puede presentar una respiración dificultosa. Luego puede observarse la ptosis, la parálisis de las cuerdas vocales, músculos de la faringe y deglución, así como parálisis flácida general. Por lo tanto, las víctimas pueden estar conscientes pero no pueden hablar. Varias horas después del envenenamiento, las víctimas pueden ponerse inquietas y golpearse violentamente con brazos y piernas. Eventualmente, pueden aparecer fasciculaciones (contracciones o espasmos musculares involuntarias o incontrolables) generalizadas y el colapso cardiorrespiratorio puede conducir a la muerte. En mordeduras no tratadas, la muerte humana puede tomar de 3 a 16 horas.

En el caso de una mordida de mamba negra, los primeros auxilios deben tratar de inhibir la absorción sistémica del veneno y prevenir los efectos que pueden poner en peligro la vida trasladando inmediatamente al paciente a un centro médico. Hacer incisiones, chupar el veneno de la herida, atar torniquetes alrededor de la extremidad afectada y la aplicación local de compresas de hielo o hierbas medicinales están contraindicadas.

La mamba negra posee un par de colmillos venenosos profundamente acanalados en el extremo anterior del hueso maxilar. El maxilar en la especie es capaz de cierta cantidad de movimiento. La glándula venenosa es una estructura prominente que se extiende a lo largo del borde del labio superior hasta detrás de la órbita del ojo. Se forma a partir de una porción bulbosa posterior o glándula principal y una porción anterior más estrecha o glándula accesoria, que rodea el conducto secretor. La glándula termina en un conducto muy corto en la base del colmillo. La glándula venenosa principal está encerrada en una cápsula de tejido conectivo muy resistente. Fibras del músculo aductor externo superficial se insertan en la superficie dorsal de la glándula del veneno y sirven para comprimir la glándula y expulsar el veneno cuando la serpiente muerde. Ventralmente, el músculo pterigoideo soporta la glándula y también parece jugar algún papel en la expulsión del veneno. El músculo aductor externo profundo se encuentra detrás del músculo aductor externo superficial y está unido a el por medio de tejido conectivo. Una característica interesante con respecto al músculo aductor externo profundo es que sus fibras no están unidas a la glándula del veneno, a diferencia de la condición en casi todas las especies de Viperidae y Crotalidae.

La dieta de la mamba negra involucra presas de sangre caliente, con obvia preponderancia de mamíferos pequeños y en menor cuantía aves pequeñas o polluelos. Ejemplos de especies que han sido documentadas incluyen la ardilla arborícola (Paraxerus cepapi), el gálago del Senegal (Galago senegalensis), la rata de roca roja (Aethomys chrysophilus), la mangosta enana común (Helogale parvula), el murciélago de alas amarillas (Lavia frons), el francolín capirotado (Francolinus sephaena), el zorzal ceniciento (Turdus tephronotus) y polluelos del halcón peregrino (Falco peregrinus), entre otras.

La mamba negra (Dendroaspis polylepis) es una de las cuatro especies del género Dendroaspis, las otras son la mamba de Jameson (D. jamesonii), la mamba verde occidental (D. viridis) y la mamba verde oriental (D. angusticeps).