Condiciones agroecológicas de crecimiento de las especies presentes en los jardines y áreas verdes residenciales de la ciudad de Barquisimeto, Edo. Lara.

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Un saludo cordial a todos los miembros de la prestigiosa comunidad HIVE, en especial, a todos los creadores de contenidos inherentes a las ciencias de la naturaleza.

Al darnos a la tarea de crear un jardín en nuestras casas o en las áreas verdes de nuestros conjuntos residenciales creamos una serie de ecosistemas que no necesariamente, son similares a los ecosistemas naturales que ocupan las especies de fauna y flora, para los cuales se han adaptado a través de largos períodos de evolución, que los han llevado por caminos de convergencia o divergencia, permitiéndoles sobrevivir, junto a otros grupos poblacionales, y ocupando nichos muy específicos que, son fundamentales para la armonía de la vida en la naturaleza.

1.jpgUn jardín florido, creado en las áreas verdes del Conjunto Resididencial El Sisalito, al oeste de Barquisimeto, que incluye flores de los géneros Zinnia y Tagetes, ambas especies, de la Familia Asteraceae.

Muchas veces no nos detenemos a analizar cuáles especies de vegetales colocaremos en nuestros jardines, olvidando que, atraídos por esta flora, se vienen muchas especies de fauna, que junto a las especies del Reino Fungi y los seres descomponedores, microscópicos, terminan conformando la biota y el medio físico, que van a constituir nuestros nuevos ecosistemas, casi siempre desorganizados y con poca armonía para que la vida se desarrolle apropiadamente.

2.jpgUn jardín muy escuálido, conformado por planras comestibles como la yuca (Manihot esculenta;Crantz, 1766, Familia Euphorbiaceae), un limonero (Citrus limon, Familia Rutaceae) y unos cactus columnares (Especie: Cereus repandus; (L.) Mill., 1768, Familia Cactaceae), que no tienen ningún tipo de afinidad ecológica, y no constituyen una buena elección para esas áreas verdes.

3.jpgLa abundante humedad que se acumula entre las áreas verdes recién creadas, tienden a estimular la fructificación de especies de hongos, como estos hongos saprofíticos de sombrerito, del Orden Agaricales, Familia Psathyrellaceae, Género Parasola, Especie probable: Parasola plicatilis, conocidos comunmente como la sombrilla japonesa.

4.jpgUn escarabajo (Clase Insecta, Orden Coleoptera, Familia Cerambycidae, Género Megaderus, Especie Megaderus stigma, Linnaeus, 1758), que es común encontrar ente los árboles y la hojarasca que está presente en el nuevo jardín construido en las áreas verdes del conj. Resid. El Sisalito.

Uno de los conceptos básicos de la arquitectura de diseño es la naturaleza de las áreas verdes que conformaran los espacios que rodean las construcciones e infraestructuras que acompañan y adornan los espacios de la ciudad, destacando, entre otras consideraciones, las características estructurales de la flora, la geometría del follaje, la disposición del follaje, el tamaño de las hojas, la densidad del follaje, las características fisiológicas de esas plantas, el carácter del follaje y su adaptación ambiental.

5.jpgVista aérea de una parte del jardín creado en las áreas verde del Conj. Resid. El Sisalito, en la que se nota una seríe de árboles como cepillo de botella (Callistemon citrinus), semeruco (Malpighia emarginata) y una palmera chaguaramo (Roystonea oleracea), sin ningún tipo de arreglo arquitectónico.

6.jpgUn arreglo circular realizado con plantas jóvenes de el palo de Brasil (Dracaena fragrans), y al centro, un coleo variegado (Coleus scutellarioides), mejorando el aspecto de nuestro jardín.

Nosotros, simples mortales, no le vamos a dedicar tiempo y dinero a las anteriores consideraciones, muy importantes por demás, destacando que, solo nos importa si el vegetal en cuestión es tolerante a la insolación o a la sombra, si requiere muchos riegos o abonamientos semanales, si deja pasar los rayos de luz solar hasta el suelo, o brinda buena sombra a nuestros espacios, y algunos, un poco más ambiciosos, prefieren las plantas ornamentales capaces de producir hermosas flores, o árboles que produzcan frutos comestibles, ignorando hechos importantes, tales como, las condiciones ecológicas de vida de ese vegetal en los espacios naturales, o si sus estructura corporal, incluida las raíces, pueden ocasionar daños severos a la infraestructura de nuestras residencias (cercas perimetrales, caminerías, o vías de circulación de aguas servidas, entre otras).

7.jpgCualquier sitio del jardín donde lleguen los rayos del sol en forma directa, es apropiado para que se desarrollen plantas florales, como la Zinnia.

8.jpgEspecies frutales como el mango (Manguiferas indica), son muy comunes en las áreas verdes de las residencias barquisimetanas, con el agravante del riesgo de ser lesionado por uno de sus frutos, ya que este árbol puede alcanzar los quince metros de altura, y su copa genera una sombra, debajo de la cual prosperan pocas plantas arbustivas. También pueden dañar los vehículos.

Las hierbas y arbustos no son tan comprometedoras de los espacios de nuestro jardines e infraestructura residencial, pero los árboles son otra cosa, ya que su copa puede alcanzar hasta los 30 metros de altura o más, sus ramas pueden obstaculizar los tendidos eléctricos, derribar muros y paredes, caer por efecto de la vejez, pudrición u otras enfermedades y causar severas lesiones a los residentes, además de penetrar con sus raíces pivotantes por los drenajes, levantando aceras y caminerías, rompiendo el piso, y todo ello en busca del agua del subsuelo, tan necesaria para su desarrollo.

9.jpgUn árbol de más de quince metros de altura, probablemente una nuez de montaña, crece peligrosamente entre los transformadores de electricidad que dan reaspaldo eléctrico a los habitantes del conj. Resid. El Sisalito, sin que ningún vecino o ente estatal tome medidas al respecto.

Considerando que en Venezuela se presentan dos estaciones anuales bien definidas, una estación seca y otra lluviosa, lo común es que los árboles se hayan adaptado a esa característica ambiental, existiendo especies arbóreas que ocupan hábitats como el bosque xerófito, también conocido como bosque semicaducifolio, donde estas estaciones están muy bien demarcadas, y las plantas en general y en especial los árboles, tienden a protegerse contra la insolación y la excesiva evapotranspiración perdiendo la mayor parte, de sus hojas, que son las mayores responsables del intercambio gaseoso con el ambiente para incorporar CO2 y expulsar O2, como parte del proceso de fotosíntesis.

10.jpgAl momento de realizar este post, en Venezuela estamos en plena estación lluviosa.

11.jpgAl fondo, esta imagen nos muestra el constraste entre especies vegetales, adaptadas a las condiciones climáticas de Barquisimeto, las cuales responden a su bioritmo, y por contar con abundante humedad, no requieren perder su follaje. Algo diferente ocurre con el árbol que está en primer plano, el cual ha perdido todo su folaje, como respuesta a las altas temperaturas reinantes en la ciudad, que han alcanzado hasta los 32° Celsius, con una sensación térmica de 35° Celsius.

La pérdida del follaje inducida por la estación seca, implica que en el suelo adyacente a cada árbol se acumule una importante hojarasca, que se convierte en un microecosistema habitado por insectos, pequeños reptiles, hongos, etc. y todo un conjunto de organismos microscópicos que forman parte de la biota descomponedora de la materia orgánica, que recicla todo ese material, se alimenta del requerido y facilita la reincorporación del material sobrante a los ciclos biogeoquímicos de la naturalesa.

12.jpgLas hojas que pierden los árboles caducifolios, se acumulan sobre el sustrato adyacente, generando microclimas en su interior que favorecen la presencia de especies de flora y fauna, así con del Reino Fungi y microorganismos descomponedores, que dan vida momentánea a microecosistemas. Al final, la hojarasca se descompone y reincorpora su materia orgánica al suelo.

13.jpgEste mato huevero (Tupinambis teguixin, Familia Teiidae), es un asiduo visitante de las áreas verdes del Conj. Resid. El Sisalito, y se instala en la hojarasca en busca de alimento, que pueden ser anelidos, pequeños insectos, o huevos de otros reptiles.

Por muy pequeño que sea el jardín o nuestras áreas verdes, no es extraño que aparezcan animales de todo tipo, incluidos algunos bichos peligrosos para la salud humana, ya que la naturaleza obra de forma compleja y misteriosa, llenando cualquier nicho ecológico que esté disponible en un ecosistema, sea este natural o intervenido por la mano del hombre.

14.jpgLos nidos de hormigas son comunes en el suelo, especialmente, en las zonas donde se acumula la hojarasca.

15.jpgAlgunas hormigas pueden inflingir mordeduras, e incluso, inyectar ácido fórmico, que es urticante para algunas personas alérgicas.

Las ansias ocultas de los seres humanos, de estar cerca de la naturaleza y sus elementos, se regocijan cuando observan que junto a las especies de flora dispuestas en el espacio del jardín, comienzan a aparecer caracoles, reptiles de todo tipo, anélidos, insectos variados y otros artrópodos, infinidad de aves y hasta algunos mamíferos pequeños, como roedores y marsupiales, que vienen a completar los elementos básicos constituyentes de los factores bióticos y abióticos de un ecosistema, o mejor, de diversos ecosistemas, que de forma interdependiente, conforman las áreas verde de cada jardín casero o de los espacios más grandes, de los conjuntos residenciales barquisimetanos.

16.jpgUn caracol africano (Achatina fulica), especie exótica que ha invadido este jardín, capaz de causar grandes daños a la vegetación y envenamiento a las especies de fauna, incluido el hombre.

17.jpgMuchas especies de aves, como este mirlo, del Género Turdus, son comunes en el jardín del Conj. Resid. El Sisalito, dedicándose a comer insectos y lombrices, aportando sus excrementos al suelo y brindándonos su melancólico canto al atardecer.

18.jpgA medida que se acerca la noche, pequeños mamíferos como esta rata noruega o gris (Rattus norvegicus), hacen su aparición para alimentarse a partir de los frutos del semeruco, mango, o níspero, que caen al suelo del jardín.

Si visitamos estas áreas verdes recreadas por nosotros simulando el papel rector de la naturaleza, encontramos cosas que no vamos a conseguir en la naturaleza, tales como árboles de zonas altas, creciendo cerca de especies vegetales de zonas bajas, o de zonas frías y de zonas calientes, o de áreas xerófitas y áreas nubladas, porque la naturaleza en eso es infalible, encargándose de eliminar a todo aquel individuo que no se adapte a un ecosistema determinado, mientras que nosotros, humanos imperfectos, queriendo jugar a creadores de espacios naturales, plantamos a especies tan disímiles como una palmita de dios ( ),o una palma chaguarama, en el mismo espacio de nuestro jardín, sin importar si estas especies son afines al ambiente que las rodea y que hemos creado de forma artificial.

19.jpgLa mano de Dios o palmita bruja (Xiphidium caeruleum), un arbusto de uso medicinal y ornamental, cuyo tallo acaulescente no le permite crecer más de un metro sobre el suelo.

20.jpgUna palma chaguarama o mapora, que ya sobrepasa la altura del edificio del Conj. Resid. El Sisalito, incluida la azotea. Noten el grosor del tallo.

Lo mismo ocurre cuando plantamos árboles de gran porte como la ceiba, junto a úcaros, o araguaney, a sabiendas que la ceiba va a crecer más alto que todos los demás, va a bloquear el paso de la luz solar y va a obligar a las especies vegetales que crecen menos, a tratar de encontrar los rayos del sol, para lo que tienen que alargar sus tallo y ramas, invirtiendo energía que podía ser usada para otros fines.

21.jpgEl árbol de caoba (Orden Sapindales, Familia Meliaceae, Género Swietenia, Especie Swietenia macrophylla, King 1886), es un árbol maderable que puede crece hasta los 50 metros de altura, y en este conjunto residencial, sirve de asiento a infinidad e especies de aves, reptiles, insectos, pequeños reptiles y mamíferos, además de ser capaz de derribar, con sus raíces, la cerca primetral que nos separa de la avenida adyacente.

Otra forma de perjudicar nuestros jardines es sembrando palmeras llamadas chaguaramas (Roystonea oleracea, O.F.Cook, 1901, Familia Arecaceae, Orden Arecales), que tienden a crecer hasta alcanzar los treinta metros o más, sobre todo si están adyacentes a estructuras de viviendas o cercas perimetrales, en las que, de seguro, va a ocurrir un desastre tarde o temprano, por la tendencia de estas palmas a botar sus ramas viejas, que pueden medir hasta tres metros de largo y pesar varios kilogramos, sin olvidar que sus frutos racimosos, formados por múltiples coquitos, pueden llegar a pesar hasta 15 kg, y se desprenden en forma individual o el conjunto, ayudados por los loros visitantes, lo que puede generar accidentes a las personas.

22.jpgEsta palma chaguarama o mapora, ya alcanzó la altura total del edificio Concepción, del Conjunto Residencial El Sisalito,y tiene unos veinte metros, caracterizada por que sus hojas y ramas están ubicadas en el extremo superior, en forma de penacho.

En este mismo edificio Concepción, plantaron una palma cocotero (Cocos nucifera, L., 1753, Familia Arecaceae), adyacente a la caminería principal, que es transitada por más de 60 personas al día, donde juegan niños y pasean a las mascotas, con el agravante de que cada coco maduro puede pesar hasta tres kg, y caen desde una altura de unos 12 metros, y ya han generado accidentes graves.

23.jpgLa palmera cocotero, y un árbol Úcaro, están adyacentes a la caminería principal del edificio Concepción, generando peligro por la caida de los cocos o por los excrementos de las iguanas,que viven sobre sus copas.

24.jpgNoten los cocos ya atrofiados, que han caido de la palma chaguaramo.

25.jpgEn esta imagen pueden visualizar las iguanas sobre las ramas, y los cocos de la palma, que bombardean a los vecinos que pasan por la caminería o se instalan a sombrear en esa zona.

En los ecosistemas creados por el hombre, ocurren cosas llamativas a nivel ecológico, tal es el caso de dos árboles de Araguaney (Handroanthus chrysanthus (Jacq.) S.O.Grose, sinonimia Tabebuia chrysantha, Familia Bignoniaceae, Orden Lamiales), que fueron sembrados en un espacio correspondiente a las áreas verdes del citado conjunto residencial, sobre un suelo formado artificialmente con rellenos de restos de bloques de concreto y arcilla, materia vegetal, granzón, y otros restos producto de la actividad humana, que después de unos treinta años se ha compactado, texturizado apropiadamente y tiene buen drenaje, estando ubicado en la parte más alta del jardín, flanqueado por sendos edificios de cuatro pisos, que bloquean parcialmente la luz solar, además de estar sometidos al humo producido por la combustión de motores de cientos de vehículos que transitan por una avenida de 8 canales de circulación, que queda justo al lado de esos árboles, separados por una pared de bloques de concreto, que acumula el calor del día y potencia las elevadas temperaturas y humedad ambiental, que ha habido en la ciudad de Barquisimeto, Edo. Lara, Venezuela, durante los tres primeros años de la década del 2020.

26.jpgUno de los árboles de Araguaney, sembrados el un suelo producido con relleno de restos de construciones y materia orgánica, mostrando su poco crecimiento y pérdida del follaje.

27.jpgLa temperatura en la ciudad de Barquisimeto durante los últimos tres años han estado altas, y con abundante humedad ambiental.

A pesar del empeño del jardinero del conjunto residencial, regando y abonando apropiadamente a ese par de árboles de Araguaney (árbol nacional de Venezuela), después de cuatro años de plantados, aún su tronco escasamente mide unos 20 cm de diámetro y la altura aun no alcanza los cuatro metros, contrastando con árboles de esta especie que en los espacios naturales de los bosques tropófilos de los llanos y las zonas semiáridas del norte Venezuela, solo necesita unos cinco años, con riego y abonamiento natural, para alcanzar los 60 cm de diámetro y los seis o más metros de altura, perdiendo su follaje durante la etapa más crítica de la estación seca, vistiéndose del amarillo de sus flores, que plenan sus ramas en pleno verano (enero a abril).

28.jpgLas condiciones ecológicas, caracterizadas por altas temperaturas, abundante humedad, suelo pobre en nutrientes, polución ambiental por combustión de motores, y estrucuturas de concreto potenciando la sensación termica, han confabulado para que este árbol cambie su bioritmo y tenga un precario crecimiento.

Las condiciones naturales de crecimiento del Araguaney incluyen una altitud que va desde los cero m s. n. m., hasta los 1700 m s. n. m., con precipitaciones anuales de 1500 a 3000 mm y temperaturas de 18 a 23 grados Celsius, condiciones ecológicas que no están presentes en la ciudad de Barquisimeto, especialmente, durante los tres últimos años (2021, 2022 y 2023), cuando ha habido un calor insoportable, inclusive durante la estación lluviosa.

29.jpgUn Araguaney en plena etapa de floración, al final de la estación seca.
FUENTE

Es muy probable, que las condiciones de vida de estos dos árboles de Araguaney en este jardín residencial, los hayan obligado a disminuir el ritmo de su crecimiento, además haber perdido el follaje en pleno mes de septiembre, hecho que ha continuado en octubre, y en lugar de formar las flores, está formando nuevos brotes de hojas, situación que no se corresponde con el comportamiento natural de este árbol en los espacios naturales.

30.jpgDetalle de uno de los brotes que está formando el Araguasney del conjunto Residencial El Sisalito, en plena estacion lluviosa.

31.jpgVista ampliada de todos los brotes que ya se han formado en las ramas del árbol de Araguaney.

Es conveniente y necesario prestar algo de atención a las especies que vamos a plantar en un jardín residencial, a fin de no perturbar su apropiado crecimiento, al someterlas a condiciones ecológicas para las cuales no están adaptadas, porque la evolución no es cosa de un día y, por el contrario, adaptarse a nuevas condiciones de vida implica un posible atrofiamiento morfológico y fisiológico, sin contar las adversidades que sufrirá el vegetal, además de las pérdidas económicas para los humanos propietarios de ese jardín.

32.jpgLos espacios del suelo que queden bajo la sombra de los árboles de gran porte tienen pocas probabilidades de albergar arbustos o hierbas en su seno.

33.jpgEste grupo de plantas de sábila (Aloe vera), se han adaptado muy bien a la libre exposición solar, un suelo precario y altas temperaturas, potenciadas por la radiación de calor que se genera en la pared de concreto que tienen al lado. Uds. saben que la sábila es una planta de zonas xerófitas.

Bibliografía sugerida:

CARACTERIZACIÓN FLORÍSTICA Y ESTRUCTURAL DEL BOSQUE SEMICADUCIFOLIO ‘LA INCREIBLE 6’, AL NORESTE DE EL CALLAO, ESTADO BOLÍVAR, VENEZUELA.
FUENTE

CLASIFICACIÓN DE LA VEGETACIÓN CON FINES DE CONTROL MICROCLIMÁTICO.
FUENTE

Handroanthus chrysanthus (Sinonimia Tabebuia chrysantha)
FUENTE

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Ali Riera

Todas las imágenes, excepto la que indica la fuente, fueron tomadas con un equipo celular Xiaomi Redmi9C y son propiedad de @aliriera.



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